jueves, abril 05, 2007

Algunas frases graciosas...





“Dios ha muerto. Nietzsche. Nietzsche ha muerto. Dios.” (Puerta de un lavabo de la Facultad de Filosofía)

“El humor es la seriedad oculta dentro de la broma.” (Artur Schopenhauer)

“Me apresuro a reírme de todo, no vaya a ser que después ello me obligue a llorar.” (Beaumarchais)

“La verdad no está ahí fuera
La verdad no está ahí fuera
La verdad no está ahí fuera.” (Bart Simpson)

“El humor es uno de los elementos del genio.” (Goethe)

“¿Puede el hombre conocer el universo?, Dios santo, no perderse en Chinatown ya es bastante difícil.” (Woody Allen)

“Hay peores cosas en la vida que en la muerte. Si has pasado una tarde con un vendedor de seguros sabes a lo que me refiero.” (Woody Allen)

“Dios ha muerto y, lo que es peor, yo no encuentro un electricista.” (Woody Allen)

“Lo malo del amor es que muchos lo confunden con la gastritis y, cuando se han curado de la indisposición, se encuentran con que se han casado.” (Groucho Marx)

“Partiendo de la nada alcancé las más altas cimas de la miseria.” (Groucho Marx)

“La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después un remedio equivocado.” (Groucho Marx)

“Perdonen que no me levante.” (Epitafio de Groucho Marx)

“Un día sin risa es un día perdido.” (Buñuel)

Sobre el humor


CERCA…LEJOS… O cómo enfrentarse a la ironía en tiempos de cólera

El buen humor del hombre
sólo puede ser sacado de quicio
El buen humor del hombre
sólo puede ser sacado de quicio
Pizarra de Bart Simpson

El chiste tiene la ventaja de ser chiste, a saber, consiste en un momento de silencio y atención por parte de un público más o menos crítico -según lugar, sitio y/u hora- que está predispuesto a reír y por lo tanto se mantiene expectante ante los minutos de gloria que consume el interlocutor. Todo dependerá de la gracia de éste para ganárselo o, incluso algunas veces, si hay ganas de reírse basta con que el chistoso diga una santa chorrada para que todos estallen –luego viene cuando el susodicho cuenta el mismo chiste en la oficina a las 9 de la mañana y sus compañeros se le quedan mirando con cara de perro, ¿cómo puede ser? Ayer funcionó…-. Pero la ironía, la ironía obedece a reglas distintas, digamos que pasa silbando y que nos despierta, de repente, con la energía de un chillido ensordecedor; la ironía es una risa inesperada, un golpe en la nuca, es un registro más arriesgado por distintas razones –cuántas veces no nos hemos tragado una frase del tipo “cuéntemelo a mí que vivo gracias a usted” cuando el jefe en su súper despacho se ha sincerado sobre lo difícil que es la vida en general-, y bien, las razones son más que obvias.

Un buen irónico es una persona despierta, rápida y brillante, que nos sacude, nos desplaza y descoloca, que nos deja por humildad unos segundos para que comprendamos lo que realmente nos ha querido decir y que luego nos acuchilla tanto si descubrimos como si no la trampa oculta en sus palabras.

Por otra parte, no está demás decir que hace falta conocer según qué datos para comprender una ironía, pongamos por ejemplo la frase “Hombre del saco no es una carrera que se pueda elegir” que Bart Simpson escribió un día en su maravillosa pizarra de castigo; y bien, la entendemos porque conocemos el hombre del saco, pero si en vez de ello los traductores no se hubieran preocupado dejándonos el equivalente americano “Boggy-man”, aquí todos nos hubiéramos quedado pensando ¿boggy?, ¿de boggy-boggy? Con ello quiero señalar que hace falta una base cultural –o culture background- para comprender la ironía. Es bien cierto que la globalización nos brinda la oportunidad de comprender más porque los temas son más conocidos, gracias a los massmedia cada vez compartimos más cosas -al menos en occidente- y, por ello, somos capaces de entender la frase de Woody Allen cuando en Annie Hall dice: “En Beverly Hills no tiran la basura, la convierten en televisión”, y bien ¿quién no ha visto algún capítulo de Sensación de Vivir? O la de Misterioso asesinato en Manhattan… “Cuando escucho a Wagner durante más de media hora me entran unas ganas de invadir Polonia”, ¿quién se ríe si desconoce según qué datos escabrosos de nuestra historia que no es momento de nombrar?

En fin, Woody Allen es el gran maestro, pero el gran maestro occidental, porque ¿qué sucede cuando estas frases se descontextualizan? Cuando pongamos por el caso alguien dice “Para ti soy ateo. Para Dios, soy la fiel oposición” -de Recuerdos de Woody Allen- en un país de religión musulmana. Muchos ya saben la respuesta, y es que el Cerca…Lejos…de Barrio Sésamo es un capítulo que no todo el mundo pudo disfrutar junto a Epi y Blas. Lejos es la posición de Julio Cortázar cuando nos describe en sus “Instrucciones para llorar” en qué consiste el llanto; lejos es donde nos colocamos al reírnos de un melenudo setentero que en su momento mandó las tropas españolas a una guerra de cuatro tipos “listos” que se las dan de gobernar el mundo por nosotros; cerca es el estigmatismo de algunos que condenan tiras cómicas…

Así que llegados a este punto hay que atender a la distancia, la primera y más importante ley de la ironía, y es que aún hay quien no sabe apartarse, jugar a desaprender, quedar ridiculizado, y luego ya se sabe… surgen los malentendidos que nos dejan a todos boquiabiertos y a la libre expresión lloriqueando por las esquinas, y uno se ve privado de ironizar sobre según qué temas porque quizás en lugares lejanos de éste nuestro mundo maravilloso -me parece que estamos todos en Wonderland según como- aún queda gente decente que se toma la vida muy en serio -¡quizás hasta sea una suerte! ¿Quién sabe? ¿Pero la salud no tiene que ver con la risa?-. A lo mejor no tenemos medida…según como el mal gusto quiere hacerse pasar por humor, pero ¿quién mide eso? “Los escupitajos no entran en la libertad de expresión”, reprodujo Bart Simpson en una ocasión y, aunque no venga al caso, ahora en su pizarra ¡se anuncian productos de cosmética! Ya vemos que, como acertó a decir Pere Ballart en su brillante artículo “La ironía como (último) recurso” citando al romántico F. Schlegel: “la ironía no es cosa de bromas” (Quimera núm.232-233, 2003).

viernes, junio 09, 2006

Muy apropiado...

w. szymborska (tremendo…)


CÁLCULO ELEGÍACO

Cuántos de los que he conocido
(si de verdad los he conocido)
hombres, mujeres
(si esta división sigue vigente),
han atravesado este umbral
(si esto es un umbral),
han cruzado este puente
(si se puede llamar puente).

Cuántos después de una vida más corta o más larga
(si para ellos en eso sigue habiendo alguna diferencia),
buena porque ha empezado,
mala porque ha acabado
(si no prefirieran decirlo al revés),
se han encontrado en la otra orilla
(si se han encontrado
y si la otra orilla existe).

No me es dado saber
cuál fue su destino
(ni siquiera si se trata de un solo destino,
y si es todavía destino).

Todo
(si con esta palabra no lo delimito)
ha terminado para ellos
(si no lo tienen por delante).

Cuántos han saltado del tiempo en marcha
y se pierden a lo lejos con una nostalgia cada vez
mayor.
(si merece la pena creer en perspectivas).

Cuántos
(si la pregunta tiene algún sentido,
si se puede llegar a la suma final
antes de que el que cuenta se cuente a sí mismo)
han caído en el más profundo de los sueños
(si no hay otro más profundo).

Hasta la vista.
Hasta mañana.
Hasta la próxima.
Ya no quieren
(si es que no quieren) repetirlo.
Condenados a un interminable
(si no es otro) silencio.
Ocupados sólo con aquello
(si es sólo con aquello)
a lo que los obliga la ausencia.

De "Fin y principio" 1993 Versión de Abel A. Murcia

viernes, mayo 26, 2006

Para ti

La gralla puede tener su rollo...

Revista Cronopis: "Un cronopio es una flor; dos son un jardín"

A los que lean...
Somos unos cuantos cronopios con tendencia a rejuntarnos en los bares a hablar de cosas terrenales, celestes e infernales. Un día tuvimos la corriente idea de hacer una revista de literatura y arte, lo sorprendente es que llevamos a cabo el proyecto. Esta revista es un sueño materializado, por el cual la gente pasa y va dejando huella, si quieres dejar huella con alguna creación escríbenos a cronopisassociats@yahoo.es, si hay espacio te la publicaremos. Repartimos revistas por Mataró, Barcelona, Terrassa, Sabadell...Vamos por el número 8 que tratará de viajes de todo tipo (terrenales, celestes, infernales...).
Pues lo dicho. Que un cronopio es una flor pero dos son un jardín.
Nuestros nombres suenan más o menos así...Viky, Andrés, Santi, Ana, Ana, Ruth, Pere, Maragda, Montse, Esther, Álex, Jessica, Ricard, Meri...

Revista Cronopis (Viajes)

HABLAMOS DE VIAJES

“Este silencio es fuente
y este páramo es árbol,
sombra profunda. Aquel
resplandor no es ocaso.”
Jaime Gil de Biedma, Las afueras XI

“Puede que la verdad esté reservada únicamente a los muertos...”
Peter Sloterdijk, Experimentos con uno mismo


Hablamos de viajes, se me ocurren unos cuantos: los obligados de los emigrantes, los comerciales de los empresarios, los de placer de los comunes mortales, los interiores de los místicos, los sensoriales de los chamanes, los espaciales de los astronautas, los temporales de los profetas, los atrevidos de los aventureros, los poéticos de los artistas... Pero existe sólo un viaje que reúna todas las posibilidades porque es obligado, comercial, de placer, interior, sensorial, espacial, temporal, atrevido, poético... Sí, no cuesta mucho adivinar de qué viaje estoy hablando: el viaje de la vida.

Cuando sin darte demasiada cuenta empiezas a deambular como un zombi por el telón de fondo de la vida y te dejas llevar por la inercia de ese calendario colgado en la cocina con fotografías de parajes naturales que nunca verás, cuando vas de un horario a otro y el reloj ya no te pregunta: “Un poco más. Un poco más de tiempo./ Partículas de mundo más veloces / desbordan de su cálculo.”; cuando un “hola” es obligado y un “adiós” cordial, cuando el beso es automático, la bebida insulsa, la discoteca un espacio para exhibir desnudos que guardan las apariencias, cuando las caras de la acera son desfiles de muñecos de cera, los árboles algo que decora calles, tu mascota una pecera, cuando el televisor es tu alma que se muestra en color, el chocolate engorda, los sábados por la noche cena, los domingos cine y los lunes faena, cuando en verano un mes de vacaciones tienen que pagar el desorden aparentemente ordenado de un año en constante huída, cuando debas comprar en el aeropuerto los regalos para la familia, cuando comprenderlo todo es echarte a llorar...si aún no has muerto, poco te falta.

Si eres de los que ya han muerto y, sin milagros –o con ellos- has sobrevivido a las pruebas mortíferas de una sociedad capitalista, si ya eres héroe, ¿qué se siente?, ¿qué se experimenta desde allá arriba?, ¿eres capaz de guiar al pueblo desde la luz como Orfeo o desde la sombra como V?, ¿o estás apoltronado en alguna cómoda silla?, y, en la silla, ¿en qué estás pensando que nadie te oye y todos tenemos prisa? Y si aún no has muerto, ¡a qué esperas! ¿Qué te demora de poder tocar en vida, ligero de equipaje, una estación final que no es el fin?, ¿quizás el dolor del regreso?, ¿o el miedo a que te castiguen por castigar cara la pared los calendarios?, ¿o el saber de antemano que en el último momento vas a doblar el cuello y por ello nunca obtendrás el objeto de tus deseos?

Aún cabe otra posibilidad, que estés muerto y que no quieras renacer, que no quieras sufrir las pruebas prediseñadas de un modelo que lo único que puede es reivindicar tu derecho a estar muerto, y bien, quédate refunfuñando de todo porqué todo y/o porqué nada, quédate emitiendo un código que sólo convence los rincones de tu mente, o quédate apagado en silencio como una lámpara abandonada al pie del contenedor de la esquina de tu casa: otras farolas brillarán por ti.

Creo que hay muchísimas posibilidades aunque no puedo afirmar que todos los viajes sean válidos, no debemos conformarnos con la mera satisfacción inmediata, quizás los consejos aparentemente paradójicos sirvan a veces para hacer del trayecto de noches y días, días y noches, noches y días, días y noches, y muchos, muchos días, y muchas, muchas noches, algo más soportable: “Acepta y serás completo, / Inclínate y serás recto, / Vacíate y quedarás lleno, / Decae, y te renovarás, / Desea, y conseguirás, / Buscando la satisfacción quedas confuso.” (22. Aceptación y Contención, Lao Tse, Tao Te King).

Reflexiones Sloterdijkianas

Los escritores no van más allá de la escritura, sino que parten de ella y terminan en ella, la forma de las palabras es el contenido que rompe el velo de la realidad cotidiana y muestra el abismo que nos envuelve a cada momento.

Yo ante mí soy un fondo sin figura con el que debo familiarizarme; experimentar me llena de contenido y forma, pero ese cuadrado negro, la pantalla vacía, no desaparece nunca. Sólo me queda la oportunidad de emparejarme con otro vacío.

Orígenes

Yo que me visto y visto y veo
que no puedo dejar de hacerlo,
que me encubro hasta descubrir
que no hay secreto, sólo abismo
cuyo centro es un lejano eco
de una certeza que ya es duda,
que ya es recuerdo de la duda
que ya es ausencia desgajada
de un sentimiento.

Yo, yo que siempre yo y repitiendo,
en teoría repitiendo,
me arrepiento y me falta el qué.

martes, abril 18, 2006

Entre BORGES y CORTÁZAR (entre mis guías)

Jorge Luis Borges y Julio Cortázar pertenecen ambos al género fantástico, aun así sería una aberración afirmar que se mueven por la misma fantasía, pues delatan con sus obras la generalización, y por tanto, reducción, de lo que significa género fantástico. Quizás sería necesario adjetivar el sintagma...por parte de Cortázar quedaría algo así como: género fantástico psicológico minimalista con destellos de realismo mágico blablabla (una verborrea innecesaria). Y bien, en este artículo pretendo poner a flote las principales diferencias entre estos dos monstruos de la ficción que de forma muy distinta han sabido tocar el talón de Aquiles de la literatura, trastocando sus definiciones y reorientando sus estudios. La manera que tienen de tratar a sus personajes, el espacio-temporal en que sitúan sus cuentos, la relación que establecen con el lector, la disimilitud que hay entre ellos en el entendimiento del género fantástico y su posición frente a la literatura serán los temas principales.
Borges trabaja con los personajes de sus cuentos de forma despersonalizada, según él: “…somos algo cambiante y algo permanente. Somos algo esencialmente misterioso. (…) Ese es el problema que no podremos nunca resolver: el problema de la identidad cambiante (…) Estamos continuamente naciendo y muriendo. (…) ¿Quién soy yo? ¿Quién es cada uno de nosotros?” (Missana, S. 2003). No somos algo que podamos describir, no tenemos unos rasgos definidos, sino que más bien estos fluyen y se dejan influenciar por el entorno, el entorno nos construye así como nosotros lo construimos a él, y por ello en sus cuentos nos encontramos con personajes que podrían ser cualquiera. Lo que destaca no es su personalidad, sino sus acciones y pensamientos sobre las situaciones que tienen que afrontar. Borges trabaja sus personajes desde un punto de vista general, sin miras a lo particular, a las diferencias, propone estereotipos y los sitúa en un espacio y en un tiempo remotos donde se desarrollará la acción. En el cuento de “El inmortal” por ejemplo, Joseph Cartaphilus llega a la conclusión de que el yo está construido con palabras de otros “palabras desplazadas y mutiladas, palabras de otros, la pobre limosna que le dejaron las horas” (p.22). En una conferencia que da Borges sobre “La inmortalidad” en 1978, dice: “Nuestro yo es lo menos importante para nosotros. ¿Qué significa sentirnos yo?”, el afuera es el que da estímulos “que proporciona acoplamientos” (Missana, S. 2003) al yo. Si se piensa que el hombre es único, se llega a lo insondable, a lo imposible, por eso prefiere “despojar sus personajes de espesor carnal y espesura psicológica” (Yurkievich, S. 1994).
Por lo que atañe a los que trabaja Cortázar en sus cuentos, nos damos cuenta de que se da todo lo contrario: “él quiere entrar en la piel y en la psique de sus personajes” (Yurkievich, S. 1994). De manera que se preocupa por lo que hace a la diferencia, a lo particular, a lo excéntrico y único de las personas. Un ejemplo lo encontramos en su cuento “El perseguidor”, en el cual, Johnny Parker es un famoso saxofonista derrotado, que busca psicológicamente el sentido de él mismo, del tiempo, de sus emociones, de su música, pero no lo entiende, la verdad se le escapa de las manos e indaga en la psique para buscar respuestas: “bueno, no a comprender porque la verdad es que no comprendo nada” (p. 58). Otro ejemplo en la línea de este buscar sentido y no encontrarlo: “es fácil de explicar, sabes, pero es fácil porque en realidad no es la verdadera explicación. La verdadera explicación sencillamente no se puede explicar” (p. 64). Los personajes tienen conductas y pareciera que en situaciones distintas tendrían otras, Cortázar los conoce, esa es la impresión que nos da al leerlo, y quiere destacar algo fantástico de estas personalidades, algo mágico que se escapa de lo real. Cortázar sitúa sus historias en un ambiente moderno y bastante corriente, en el cual uno puede sentirse identificado por la familiaridad que proporciona, pero sólo aparentemente, pues de allí sutilmente nacerá lo fantástico, de lo más normal surgirá lo extraordinario. En Rayuela, las calles de París son un lugar de encuentros y desencuentros entre Oliveira y la Maga, pero esas calles no son sólo calles, -“lo fantástico interviene como afán de apertura hacia las zonas inexploradas” (Yurkievich, S. 1994)-, sino que son una suerte de magia que une, mediante la casualidad, a la pareja, y esta casualidad permanece en todo momento fuera del esquema cartesiano de causa-efecto. En Rayuela se crea “la construcción de una realidad que escapa al mismo planteamiento del libro una vez se logra atravesar la maraña tejida por el mismo” (José O. Alvarez). En cambio, los cuentos de Borges siempre nos trasladan a un espacio-temporal remoto, arcaico, que nos sugiere una especie de atemporalidad por las descripciones que hace respecto a lo que rodea la acción. Incluso en los cuentos que deberían tener un entorno moderno, nos da la impresión de que se trata de algo, si no antiguo, que se mantiene fuera del tiempo o que está en otro tiempo que no es el nuestro. Las palabras de Yurkievich lo describen muy bien: “Borges es deliberadamente arcaizante; todo lo remite a los modelos canónicos, a los universales fantásticos, a la imaginación ancestral”. Ejemplos de esto se encuentran en todos sus cuentos, por citar algunos: “El inmortal”, “Los teólogos”, “La historia del guerrero y la cautiva”, etc. Todos ellos remiten a un tiempo mitológico, que pareciera que hace una eternidad que ocurrió, o que pudiera haber ocurrido siempre.
Crea un laberinto espacio-temporal que desubica y lleva al lector a sentirse sumiso frente a la historia, llevado hacía donde quiere Borges que vaya. Para él, el mundo está desordenado, es un laberinto que no se puede desenmarañar porque el solo hecho de intentarlo despacha al hombre a otro laberinto aun mayor, y así infinitamente. Frente a este desconcierto, hasta la realidad es irreal. Hace que el lector desempeñe un papel alejado, enajenado del cuento, así como lo desempeña en la vida real, y de esta manera lo “elude (de) toda proximidad confidencial, (…) (de) cualquier llaneza intimista” (Yurkievich, S. 1994). Por el contrario, Cortázar crea un vínculo con su lector, lo que Northrop Frye llama el modo mimético inferior; el de la máxima proximidad entre el mundo narrado y el mundo del lector. Le da a éste un papel activo, quiere que piense con él, que participe de sus historias, que se identifique con ellas y averigüe sus elipsis, sus incógnitas, que se encuentre y desencuentre con las palabras y sus significados, creando así una “mayor complicidad con el lector, creando una relación de confianza psicológica y de inicial seguridad semántica” (Yurkievich, S. 1994).
Borges nos abre las puertas a una irrealidad fantástica como es la real, todo está escrito en los mitos, él solamente se vale de ellos para recrear sus ficciones: “los textos de los cuentos de Borges son como un espejo que invierte o revierte historias ya contadas, imágenes ya advertidas que capturan ese momento en que un texto dialoga con otro, ese momento en que un texto emerge como el reflejo de otro, como si uno contuviera, explícita o implícitamente, al otro” (José O. Alvarez). Por ello confabula, utiliza una suerte de metafísica, desordena las grandes historias, el legado de la cultura, y lo reordena a su manera, consiguiendo crear cuentos quiméricos, los cuales mediante laberínticas estrategias intentan averiguar la verdad quizás inexistente. En el cuento del “Aleph” el protagonista consigue ver esa verdad, esa totalidad sin límites a través del Aleph que tiene escondido en el sótano Carlos Argentino Daneri, pero, aun así, debe retornar a lo real, a su condición humana y a sus respectivas ataduras temporales que provocan que el olvido opere para poder seguir adelante. Además, si acaso se descubre la verdad en mayúsculas, como le ocurre al protagonista del Aleph, será dañina para la imaginación; Beatriz Viterbo ya no será la fantaseada mujer de “graciosa torpeza” (p.105), y eso le dolerá. La verdad pues, no siempre es lo que esperamos y, obsesionarse en su averiguación es una condición del hombre que puede llegar a resultar muy peligrosa, de hecho se corre el riesgo de que esta obsesión pueda transformarse en un “Zahir”, en una locura.
Cortázar, por su lado, “opera con un sistema simbólico diferente” (Yurkievich, S. 1994), sus textos son realistas y lo fantástico opera por desliz, por exageración, por perturbación de la normalidad. De esta manera introduce la magia que hace que el lector se sorprenda, se paralice o fascine, frente al relato, porque rompe los esquemas de la costumbre y nos lanza a lo desconocido, a lo otro, lo velado: “lo contrario de la mesurada, de la pausada, de la pulcra, de la parca instrumentación borgeana” (Yurkievich, S. 1994). Su cuento “Autopista al sur” es un ejemplo de este obrar por exageración; los coches pasan harto tiempo haciendo cola para llegar a la capital, a Paris. Primeramente nos quiere hacer conscientes de los días que pasan, pero después, a medida que avanza el cuento, el tiempo va desapareciendo, se relentece proporcionándonos la sensación de que pasan incluso meses hasta que no se logra deshacer ese atasco. Sus personajes se organizan para sobrevivir, el ambiente moderno y las facilidades que este proporciona al hombre, no les sirve en esos momentos; se hallan desprovistos de baño, de comida, etc. No tienen más remedio que emprender ellos mismos la empresa, por ejemplo; organizando grupos capitaneados para ir a buscar comida e informar de la situación de los otros vehículos y grupos. En este cuento se da todo lo que concierne a las relaciones humanas -el amor y la muerte aparecen-, pero aun así, al principio era una realidad familiar, una cola de coches como la que nos podemos encontrar al regresar a la ciudad un domingo cualquiera por la tarde. Así vemos que lo fantástico actúa como un “amplificador de la capacidad perceptiva” (Yurkievich, S. 1994). Para Julio Cortázar la literatura es una oportunidad de liberación de esta verdad objetiva que domina el sentido común, la utiliza como crítica y como renovación de las posibilidades de lo real, nos propone abrir los horizontes de la conciencia con un surrealismo que desvela lo velado, derrumba los muros que la ciencia y el hombre en general intentan construir para explicar la realidad. Borges en cierta manera también parte de esta premisa, la realidad no se puede explicar, todo son partes, puntos de vista que no diluciden una explicación absoluta, pero su literatura es completamente distinta, él se vale de la ficción, todo es ficción porque el mundo así es, todo es interpretación, la verdad sigue oculta si es que existe. Yurkievich dice: “Borges y Cortázar muestran las falacias de la objetividad mediante procedimientos diferentes”, si uno habla de lo fabuloso, lo completamente fantástico y quimérico, lo sobrenatural, el otro invoca una realidad psicológica que se escapa de los límites de la razón.
En definitiva, “Borges concibe la literatura como un texto cuyas constantes reverberaciones han producido y producirán todos los libros de esa hipotética "biblioteca total"” (José O. Alvarez), para él no existe la originalidad y por eso expresa que "todo hombre debe ser capaz de todas las ideas", la literatura es una repetición, es lo que Lavoisier había postulado en el siglo XVIII respecto a la naturaleza: "Nada se crea, todo se transforma," o lo que Henri Cartier-Bresson ha dicho respecto al arte: "No hay nuevas ideas en el mundo. Hay solamente nuevos modos de ordenar las cosas". Para Cortázar puede que no exista tampoco tal originalidad, pero al contrario de Borges hace que su lector sea activo, que se pregunte, que acompañe a sus personajes en busca de una respuesta. Tanto el uno como el otro no dejan de ser originales pese a ellos, pues los dos han representado un gran hito para la literatura hispanoamericana.
Ambos son escritores bonaerenses, algo común deben tener sus relatos, pero la hipótesis de que sus estilos literarios son completamente contrarios, queda explícita después de repasar el tratamiento que hacen de sus personajes; mientras Borges los despersonaliza y crea arquetipos, Cortázar los dota de conductas particulares que los hace únicos e inconfundibles. También el espacio-temporal en que sitúan sus historias hemos visto que difiere; así Borges nos remite a un tiempo arcaizante que podría ser cualquiera y Cortázar prefiere atañerse a lo contemporáneo y cercano. La relación con el lector de nuevo es diferente; Cortázar crea una complicidad psicológica y pretende hacer de su lector un personaje activo, en cambio Borges nos traslada hacia donde quiere él llevarnos, y su lectura implica una sumersión total en su mundo. Ambos tratan el género fantástico desde perspectivas distintas y, aunque estén de acuerdo en que la realidad no esta dada y no es objetiva, se valen de un sistema simbólico diferente para manifestarlo.
Bibliografía:
-Jorge Luis Borges: “El Aleph” (1995), ed. El Mundo Colección Millenium (las cien joyas del milenio).
-Julio Cortázar: “Reunión y otros relatos” (1983), ed. Seix Barral.
-Saúl Yurkievich: “Julio Cortázar: mundos y modos” (1994), ed. Minotauro.
-Sergio Missana: “La máquina de pensar de Borges” (2003) ed. LOM Colección texto sobre texto.
-José O. Avarez: “Parodia e intertextualidad de dos argentinos” página web: www.literart.com/antologia/borgescortazar.htm.

lunes, abril 17, 2006

Bouncing Eco of Two Perceptions

Bouncing Eco of Two Perceptions

A gap opens up
in the world There is no
scream to behold
Eternity makes nature its own
All flesh, earth and spirit
……..Of all souls


What’s blood, but the nourish of blood
What’s opportunity, but the urgency of growth
None measured instincts erase all moral boundaries of what we r in this desert of loss
We run from nothingness and everything…
Though we are nothingness and everything.
Continuously transmutating between the killer, the killed, the witness



De mi querida Lucía Sellars